jueves, 11 de noviembre de 2010

Café Ocho en La Condesa

Av. México 111, Col. Condesa, Ciudad de México


Elegí el Café Ocho para reunirme con mis ex-compañeritos de la Universidad después de un muy buen rato. Me dejaron la decisión del lugar a mí, la única condición fue que estuviera en la Condesa. Como la cita no era precisamente para cenar, elegí el Café 8 ya que tiene opción de cenar sano (3 niñas en el grupo), de tomar buen café o si se ponía mas intenso, echar la cuba. 


La ubicación al lado del Parque México es inmejorable, buen valet perfecto cuando eres la última del grupo en llegar. El lugar en sí está perfecto para una reunión de este tipo, la decoración, la disposición de las mesas y el atmósfera informal me hicieron creer que había hecho la elección correcta. 


En cuanto al servicio grrr empezamos a fallar, el mesero con actitud de divo malpagado y la combinación de no saber qué elegir para comer no fueron la combinación idónea. Cuando finalmente decidimos los alimentos a consumir, el mesero tardó años en aparecer. El menú parece tentador en descripciones, imágenes, balance nutricional y precios. Las opciones fueron: lasagna, club sandwich, ciabatta y una pizza (recomendada por el mesero) mitad agridulce y mitad de champiñones. 


No tardaron mucho en llegar y dado mi nivel de hámbre empecé por probar el club sandwich de mi amigo Lucho, mmm bueno al primer bocado... seguí con la ciabatta de Ruthi y grrr un poco desabrida. Cuando por fin llegó la pizza que compartí con Marichelo se veía lo más tentadora en la base con forma de 8, queso brillante y todas las salsitas necesarias. El primer bocado y ntntntntnt mal, la recomendada pizza agridulce sabía como a pulparindo sin sal! mal mal, la de champiñones se salvó pero aún así le faltaba  sabor. A pesar de tener toda el hambre del mundo no quisimos terminarnos esa cosa, engordar por engordar tampoco es válido! 


Mis amiguitos me echaron en cara la elección del lugar y yo les dije que si algún día tuviera un blog ahí escribiría lo mala que es la comida en ese Café para que todos nos limitemos a usarlo como un Starbucks grandote. 


Pedí un capuccino y me trajeron un capuccino con vainilla que sabía raro raro... Pedí que me lo cambiaran y el mesero se super indignó porque Sí era con leche light! Al pedir la cuenta, dejamos generosa propina que el mesero no tuvo la delicadeza de agradecer. 


En fin, el lugar muy padre, perfecto para ese tipo de reuniones de más de 4 personas, peeero sólo para tomar café! Todo lo demás realmente es un desperdicio de hambre, calorías y  dinero. 

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