Parroquia 194, Col. Del Valle, Ciudad de México
Aunque el plan original era tomar un té pospuesto en varias ocasiones, este plan dio giro radical a unos cientos de calorías muy necesarias después de una semana de 'entrenamiento'. Después de una breve consulta con mi amigua Saschita en cuanto niveles de hambre, llegué a Johnny Rockets a esperarla en un tradicional booth, con una excelente recepción y disposición de la hostess y el lugar lleno en viernes (de quincena!) en la noche.
Esperé a Saschita con un plato de American Fries para no desentonar con los origenes de mi amiga y del restaurante. Las opciones que ofrecen son absolutamente deliciosas para los amantes de la grasa saturada característica de los gringos. Con el hambre que tenía consideré seriamente pedir de entrada un chilli-dog, una Classic Burger de plato fuerte para ser digerido en compañía de una malteada de fresa y terminar con un banana split. Pooor suerte, la sensatez me alcanzó y decidí quedarme con Coca Light y Classic Burger (carne, tocino, luchuga o col, cebolla, aderezo 'especial' y sin pepinillos para mí).
El lugar muy bien, como el típico dinner antiguo que todo extranjero añora de la cultura que nos transmiten en tantas películas y series. Un tanto, pero no tanto, contrastante fue no ver a los típicos weros con sus sombreritos sirviendo. Hoy día, seguro en cualquier Johnny Rockets de Estados Unidos, habría casi la misma cantidad de mexicanos sirviendo. El mesero por cierto un encanto, en la atención y la rapidez para traer la comida y la cuenta.
La comida cumplió perfecto su objetivo, era viernes después de larga semana de ejercicio y como antesala de una noche que incluía unos pares de cubas en el itinerario -necesitaba un poco de grasa para amainar efectos del alcohol y evitar el taco madrugador!. El sabor de verdad sin igual, hamburguesas todooos pero de este nivel en México, creo que pocas. (Siento ser tan escéptica en cuanto a los puestos callejeros). Las papas la verdad, casi podría decir que malas.... muy regulares.
Los precios muy adecuados a los alimentos, y comparado con otros sitios del tipo, creo que está barato de hecho. Fue mi primera aventura en Johnny Rockets en México y quedé absolutamente satisfecha. Con ganas de regresar un día para sólo tomar una malteada... ¡Sería buena alternativa al café o té de la semana, o a las cubas para salir con alguien a platicar! Sin embargo, por más tentador que es el lugar será necesario evitarlo por lo menos unos tres meses para no contrarrestar en una sentada todo el bien que gané haciendo ejercicio toda la semana!
sábado, 13 de noviembre de 2010
jueves, 11 de noviembre de 2010
Café Ocho en La Condesa
Av. México 111, Col. Condesa, Ciudad de México
Elegí el Café Ocho para reunirme con mis ex-compañeritos de la Universidad después de un muy buen rato. Me dejaron la decisión del lugar a mí, la única condición fue que estuviera en la Condesa. Como la cita no era precisamente para cenar, elegí el Café 8 ya que tiene opción de cenar sano (3 niñas en el grupo), de tomar buen café o si se ponía mas intenso, echar la cuba.
La ubicación al lado del Parque México es inmejorable, buen valet perfecto cuando eres la última del grupo en llegar. El lugar en sí está perfecto para una reunión de este tipo, la decoración, la disposición de las mesas y el atmósfera informal me hicieron creer que había hecho la elección correcta.
En cuanto al servicio grrr empezamos a fallar, el mesero con actitud de divo malpagado y la combinación de no saber qué elegir para comer no fueron la combinación idónea. Cuando finalmente decidimos los alimentos a consumir, el mesero tardó años en aparecer. El menú parece tentador en descripciones, imágenes, balance nutricional y precios. Las opciones fueron: lasagna, club sandwich, ciabatta y una pizza (recomendada por el mesero) mitad agridulce y mitad de champiñones.
No tardaron mucho en llegar y dado mi nivel de hámbre empecé por probar el club sandwich de mi amigo Lucho, mmm bueno al primer bocado... seguí con la ciabatta de Ruthi y grrr un poco desabrida. Cuando por fin llegó la pizza que compartí con Marichelo se veía lo más tentadora en la base con forma de 8, queso brillante y todas las salsitas necesarias. El primer bocado y ntntntntnt mal, la recomendada pizza agridulce sabía como a pulparindo sin sal! mal mal, la de champiñones se salvó pero aún así le faltaba sabor. A pesar de tener toda el hambre del mundo no quisimos terminarnos esa cosa, engordar por engordar tampoco es válido!
Mis amiguitos me echaron en cara la elección del lugar y yo les dije que si algún día tuviera un blog ahí escribiría lo mala que es la comida en ese Café para que todos nos limitemos a usarlo como un Starbucks grandote.
Pedí un capuccino y me trajeron un capuccino con vainilla que sabía raro raro... Pedí que me lo cambiaran y el mesero se super indignó porque Sí era con leche light! Al pedir la cuenta, dejamos generosa propina que el mesero no tuvo la delicadeza de agradecer.
En fin, el lugar muy padre, perfecto para ese tipo de reuniones de más de 4 personas, peeero sólo para tomar café! Todo lo demás realmente es un desperdicio de hambre, calorías y dinero.
Elegí el Café Ocho para reunirme con mis ex-compañeritos de la Universidad después de un muy buen rato. Me dejaron la decisión del lugar a mí, la única condición fue que estuviera en la Condesa. Como la cita no era precisamente para cenar, elegí el Café 8 ya que tiene opción de cenar sano (3 niñas en el grupo), de tomar buen café o si se ponía mas intenso, echar la cuba.
La ubicación al lado del Parque México es inmejorable, buen valet perfecto cuando eres la última del grupo en llegar. El lugar en sí está perfecto para una reunión de este tipo, la decoración, la disposición de las mesas y el atmósfera informal me hicieron creer que había hecho la elección correcta.
En cuanto al servicio grrr empezamos a fallar, el mesero con actitud de divo malpagado y la combinación de no saber qué elegir para comer no fueron la combinación idónea. Cuando finalmente decidimos los alimentos a consumir, el mesero tardó años en aparecer. El menú parece tentador en descripciones, imágenes, balance nutricional y precios. Las opciones fueron: lasagna, club sandwich, ciabatta y una pizza (recomendada por el mesero) mitad agridulce y mitad de champiñones.
No tardaron mucho en llegar y dado mi nivel de hámbre empecé por probar el club sandwich de mi amigo Lucho, mmm bueno al primer bocado... seguí con la ciabatta de Ruthi y grrr un poco desabrida. Cuando por fin llegó la pizza que compartí con Marichelo se veía lo más tentadora en la base con forma de 8, queso brillante y todas las salsitas necesarias. El primer bocado y ntntntntnt mal, la recomendada pizza agridulce sabía como a pulparindo sin sal! mal mal, la de champiñones se salvó pero aún así le faltaba sabor. A pesar de tener toda el hambre del mundo no quisimos terminarnos esa cosa, engordar por engordar tampoco es válido!
Mis amiguitos me echaron en cara la elección del lugar y yo les dije que si algún día tuviera un blog ahí escribiría lo mala que es la comida en ese Café para que todos nos limitemos a usarlo como un Starbucks grandote.
Pedí un capuccino y me trajeron un capuccino con vainilla que sabía raro raro... Pedí que me lo cambiaran y el mesero se super indignó porque Sí era con leche light! Al pedir la cuenta, dejamos generosa propina que el mesero no tuvo la delicadeza de agradecer.
En fin, el lugar muy padre, perfecto para ese tipo de reuniones de más de 4 personas, peeero sólo para tomar café! Todo lo demás realmente es un desperdicio de hambre, calorías y dinero.
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